Como una taza de café sin asa, que permite que mis dedos ardan
al sentir el calor que desprende sin apenas disponer de protección.
Como un paisaje sin visión, que incapacita recrearme de la belleza de lo natural.
Como el cigarrillo sin humo que al inhalar me llena de suspiros imposibles de expirar. Como el baile sin audición que permite guiarme en la danza por los pasos de lo ajeno. Como la noche sin luna ni estrellas, que me inducen a encender velas para iluminar mis tiempos.
Como el camino sin señales, donde la brújula es mi intuición para llegar a ninguna parte. Como la risa sin carcajadas que coartan mi disfrute de cada instante como único y eterno. Como el fresco sin consuelo, que atenúan mis emociones reprimiendo su reflejo en ningún espejo.
Como luces apagadas que no me dejan ver la divinidad existente.
Como un mudo incompleto, al que le faltan las palabras que una vez me hice sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario